Existen unos 21.000 Chiriguanos y 1400 Chanés, aproximadamente en Argentina. Ambos son de origen amazónico. Los primeros Guaraníes y los segundos, Arawuak
Las que habitan son fiscales o de las misiones franciscanas. Viven en las provincias de Salta y Jujuy. También habitan en Bolivia y Paraguay.
En una época lejana los Chiriguanos sometieron a los Chané. Actualmente se toman a ambos grupos como una comunidad cultural, aunque se distinguen entre sí por la lengua y ocupan aldeas distintas.
Algunos viven dispersos en los cinturones de las ciudades, otros en comunidades. En Salta cuentan con la Ley Provincial del Aborigen sancionada en el año 1987.
Tradicionalmente son agricultores de maíz, zapallo y porotos, pocos pueden vivir actualmente de la tierra, porque no la tienen. Subsisten de sus trabajos en los ingenios azucareros, obrajes, aserraderos, municipios. Son cosecheros golondrinas: desde la Zafra del norte van a la vendimia cuyana, llegándose a Río Negro y Neuquén para la cosecha de la manzana.
Mantiene su identidad y parte del patrimonio cultural. Aún algunos efectúan convites con Kanwi (chicha) o el ritual del arete, cultan a su I`payé (curandero) y siguen siendo alegres y hospitalarios.
Hablan su lengua y realizan artesanías tradicionales, máscaras y cerámicas (chané) y cestería (chiriguana)
viernes, 19 de febrero de 2010
PILAGÁS
Los pilagá pertenecen al grupo lingüístico Guaycurú, son alrededor de 5.000 aborígenes. Viven en la provincia del Chaco y Formosa.
En esta última, junto a las otras dos etnias de la provincia, han comenzado un proceso de organización para la recuperación de tierras.
Varias comunidades tienen el título de propiedad de sus tierras. Algunas comunidades están alambrando para delimitar el terreno y hacer respetar sus derechos.
Forman comunidades, sobre todo en zonas rurales, con sus líderes tradicionales y el reconocimiento de la comunidad.
Las organizaciones son reconocidas jurídicamente como asociaciones civiles o comunitarias, lo que les permite gestionar los títulos de propiedad de la tierra en forma comunitaria, según lo manifestado en la Ley Provincial Integral Nº 426 de la provincia de Formosa.
Las organizaciones se fueron consolidando y formaron, a nivel intercomunitario, la Intercomisión Pilagá.
Esta organización sirve como espacio de reflexión conjunta, intercambio y capacitación donde se discuten los problemas comunes como zona, etnia y sus posibles soluciones.
Además funciona como canal de acción entre las diferentes comunidades y de experiencias conjuntas.
Un ejemplo de acción de la Intercomisión fue la elaboración y presentación de propuestas de artículos específicos en la modificación de la Constitución de Formosa.
Viven de sus trabajos como hacheros, cosecheros y del trueque o venta de sus artesanías.
Las comunidades que ya tienen la seguridad de la tierra han comenzado un proceso de ocupación efectiva de las mismas a través del desarrollo de diferentes alternativas económico-productivas: agricultura, ganadería mayor y menor, aprovechamiento de los frutos del monte, etc.
Han sufrido como todas las etnias el proceso de aculturación impuesto por la sociedad dominante.
Realizan tejidos de fibra de chaguar, tallas de madera, palo santo y canastos de carandillo (tipo de palmera).
Hablan su lengua, y en algunas escuelas se están instrumentando experiencias de educación bilingüe y bicultural.
En la actualidad hay un fuerte resurgir de los valores culturales.
En esta última, junto a las otras dos etnias de la provincia, han comenzado un proceso de organización para la recuperación de tierras.
Varias comunidades tienen el título de propiedad de sus tierras. Algunas comunidades están alambrando para delimitar el terreno y hacer respetar sus derechos.
Forman comunidades, sobre todo en zonas rurales, con sus líderes tradicionales y el reconocimiento de la comunidad.
Las organizaciones son reconocidas jurídicamente como asociaciones civiles o comunitarias, lo que les permite gestionar los títulos de propiedad de la tierra en forma comunitaria, según lo manifestado en la Ley Provincial Integral Nº 426 de la provincia de Formosa.
Las organizaciones se fueron consolidando y formaron, a nivel intercomunitario, la Intercomisión Pilagá.
Esta organización sirve como espacio de reflexión conjunta, intercambio y capacitación donde se discuten los problemas comunes como zona, etnia y sus posibles soluciones.
Además funciona como canal de acción entre las diferentes comunidades y de experiencias conjuntas.
Un ejemplo de acción de la Intercomisión fue la elaboración y presentación de propuestas de artículos específicos en la modificación de la Constitución de Formosa.
Viven de sus trabajos como hacheros, cosecheros y del trueque o venta de sus artesanías.
Las comunidades que ya tienen la seguridad de la tierra han comenzado un proceso de ocupación efectiva de las mismas a través del desarrollo de diferentes alternativas económico-productivas: agricultura, ganadería mayor y menor, aprovechamiento de los frutos del monte, etc.
Han sufrido como todas las etnias el proceso de aculturación impuesto por la sociedad dominante.
Realizan tejidos de fibra de chaguar, tallas de madera, palo santo y canastos de carandillo (tipo de palmera).
Hablan su lengua, y en algunas escuelas se están instrumentando experiencias de educación bilingüe y bicultural.
En la actualidad hay un fuerte resurgir de los valores culturales.
martes, 16 de febrero de 2010
Lenguas aborígenes en comunidades criollas:
El quechua en Argentina
En la actualidad, en Argentina se hablan varios dialectos quechuas del tipo QII-C según la clasificación de Torero (1974). Uno de ellos, el dialecto de Santiago del Estero, llamado “la quichua” (en femenino) por sus hablantes, es hablado por 160.000 personas en catorce de los veintisiete departamentos en que se divide la provincia de Santiago del Estero (SdE). Sin embargo, una significativa cantidad de “quichuistas” - como se autodenominan los hablantes de este dialecto - está dispersa a lo largo del país, sobre todo en los grandes centros urbanos. De hecho, más del 50% de los santiagueños vive fuera de dicha provincia, lo que confiere características de éxodo a esta migración interna. Los migrantes definitivos representan un 42,3% de los nacidos en SdE (Alderetes 2001: 43), muchos de los cuales se han radicado en la provincia de Buenos Aires. Aunque es opinión generalizada que en SdE todos los hablantes son bilingües, entre 1999 y 2002 hemos recogido reportes de la existencia de hablantes monolingües quechuas en el Departamento Figueroa. Además, debe tenerse presente que muchos niños de la región quechuahablante, hasta el momento de entrar a la escuela (~6 años de edad), son monolingües quechuas. Excepto Jujuy y Santiago del Estero, en las demás provincias del Noroeste Argentino, el quechua prácticamente se ha extinguido. Sin embargo, en algunas de ellas hay núcleos quechuahablantes que emigraron de Bolivia y que se dedican predominantemente a tareas agrícolas. En Tucumán por ejemplo, hay una importante colectividad boliviana en la localidad de Lules, calculada en cerca de 25.000 personas, de las cuales el 95% proviene del sur potosino donde predomina el quechua. Además, hay una fuerte concentración de quechuahablantes en Buenos Aires provenientes principalmente de Bolivia y, en menor medida, del Perú. Ya hace veinte años atrás, en 1982, Ricardo Nardi (cf. Albarracín, Tebes y Alderetes 2001: 20) estimaba alrededor de 60.000 hablantes bolivianos radicados en el Gran Buenos Aires.
En la actualidad, en Argentina se hablan varios dialectos quechuas del tipo QII-C según la clasificación de Torero (1974). Uno de ellos, el dialecto de Santiago del Estero, llamado “la quichua” (en femenino) por sus hablantes, es hablado por 160.000 personas en catorce de los veintisiete departamentos en que se divide la provincia de Santiago del Estero (SdE). Sin embargo, una significativa cantidad de “quichuistas” - como se autodenominan los hablantes de este dialecto - está dispersa a lo largo del país, sobre todo en los grandes centros urbanos. De hecho, más del 50% de los santiagueños vive fuera de dicha provincia, lo que confiere características de éxodo a esta migración interna. Los migrantes definitivos representan un 42,3% de los nacidos en SdE (Alderetes 2001: 43), muchos de los cuales se han radicado en la provincia de Buenos Aires. Aunque es opinión generalizada que en SdE todos los hablantes son bilingües, entre 1999 y 2002 hemos recogido reportes de la existencia de hablantes monolingües quechuas en el Departamento Figueroa. Además, debe tenerse presente que muchos niños de la región quechuahablante, hasta el momento de entrar a la escuela (~6 años de edad), son monolingües quechuas. Excepto Jujuy y Santiago del Estero, en las demás provincias del Noroeste Argentino, el quechua prácticamente se ha extinguido. Sin embargo, en algunas de ellas hay núcleos quechuahablantes que emigraron de Bolivia y que se dedican predominantemente a tareas agrícolas. En Tucumán por ejemplo, hay una importante colectividad boliviana en la localidad de Lules, calculada en cerca de 25.000 personas, de las cuales el 95% proviene del sur potosino donde predomina el quechua. Además, hay una fuerte concentración de quechuahablantes en Buenos Aires provenientes principalmente de Bolivia y, en menor medida, del Perú. Ya hace veinte años atrás, en 1982, Ricardo Nardi (cf. Albarracín, Tebes y Alderetes 2001: 20) estimaba alrededor de 60.000 hablantes bolivianos radicados en el Gran Buenos Aires.
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